Ubicada en el que, hoy por hoy, es el lugar más valorado y admirado de las costas de poniente en Cartagena (La Azohía), esta casa-chalet fue cuidadosamente diseñada para gozar de todas las ventajas que ofrece este rincón de ensueño y ninguno de los posibles inconvenientes de los lugares de playa.

             Es Chalet independiente, pero no absolutamente aislado, a 400 metros del pequeño pueblo pesquero que da nombre al enclave y a 150 metros de la orilla del mar. La casa, con vistas a toda la bahía desde su zona frontal, se levanta sobre sólidos pilares que componen un porche flanqueado por la zona de piscina a un lado y espacio abierto con barbacoa y “garaje” al otro; en este porche de amplísimas dimensiones se encuentran cocina completa, baño completo, habitación de juegos y habitación de uso “libre”. Buganvillas, aloes y un sinfín de plantas mediterráneas de la casa bordean todo el espacio. Desde el porche y jardines y también desde la calle, se accede al interior de la vivienda.

             Un primer tramo de escalera nos conduce a la planta principal concebida como un espacio funcional y clareado: a la derecha de la escalera una cocina completa con  zona de comedor-estar jalonada por ventanas que miran al monte , al mar y desde la que se accede a la inmensa terraza con balaustrada que nos pone frente al paseo de las palmeras, la bahía, las costas de Isla Plana y el mágico rincón del pueblecito y, sin solución de continuidad, bordea la casa y nos sitúa ante las vistas imponentes de los montes vírgenes que protegen y bordean el lugar. Esta dualidad Monte virgen y campo silvestre hacia un lado y bahía de aguas calmas y azules por otro sin que construcción alguna se interpongan en un lado ni en otro otorgan a la construcción un valor incalculable. En esta 1ª planta, a la izquierda de la cocina un pasillo: dos dormitorios amplios y un baño grande a un lado, un dormitorio el doble de amplio al frente y a la derecha un 4º dormitorio y el inmenso salón con doble ventanal y puerta de acceso a la gran terraza. El salón-comedor dispone de chimenea. Todas las estancias dan al monte, al mar o a ambos. Son espacios sin recodos, cuadrados y de formas pulidas.

            De esta primera planta, se accede por tramo sencillo de escalera a un tercer espacio funcional y bello: la buhardilla, compuesta por amplia zona de estar comunicada con dormitorio, aseo y con terraza propia, techo inclinado, vigas simulando madera y terraza propia con vistas de ensueño.

            Lugares ya icónicos en la geografía costera de Cartagena como la terraza bar “Rockola”, “Aloha”, “La Cangreja” o “Bar Piscis” quedan a unos 50 metros de la casa a la que, sin embargo y casi mágicamente, no llegan ni los ruidos ni las molestias propias de los lugares de ocio.

Aquel que concibiera esta casa, sabia muy bien lo que hacia y construyó un pequeño paraíso entre monte, mar y cielo.